Laura, ejecutiva de marketing, se ve en el espejo un lunes a las 6 a.m. y reconoce esas ojeras que cuentan la historia de varias semanas de madrugadas y entregas. Mientras se pregunta cómo hará para sobrevivir a otra reunión maratónica, recuerda el frasquito rojo que le recomendó su hermana: RECORDERIS®.
Ese mismo día decide probarlo. A la tercera mañana algo cambia: sube las escaleras sin detenerse y su mente, antes nublada, conecta ideas con la agilidad de antes. Laura no está “tomando vitaminas”; está recuperando la versión de sí misma que solía bailar mientras preparaba el café.
¿Por qué se sintió tan agotada?
Laura descubrió en su chequeo que su dieta baja en proteínas y su estrés disparado habían vaciado sus reservas de magnesio y vitaminas B. Sin esos cofactores la célula produce menos ATP –¡la moneda energética del cuerpo!– y aparece el cansancio crónico.
EL GIRO DE LA TRAMA
Ginseng Panax
Estimula la producción natural de energía, como un director de orquesta que acelera el ritmo sin perder la armonía.
Complejo B
Reenciende la maquinaria metabólica para transformar desayuno en combustible.
Vitaminas A, C, E + Selenio
Blindan sus células del estrés oxidativo que la vida urbana dispara.
Zinc
Refuerza defensas, porque caer enferma no está en la agenda.
Final feliz (y sostenible)
Un comprimido al día después del desayuno, dos litros de agua y diez minutos de estiramiento cada 90 min hacen que Laura cierre la semana con energía de sobra para aceptar la invitación a bailar salsa el viernes.